Hace años atrás, cuando en Canal 13 daban el mítico "Cine en su Casa" (al que TVN replicó con "Tardes de Cine"), mi hermano y yo nos instalamos frente a la pantalla para ver una cinta anunciada desde una semana antes: "Popeye". Éramos fanáticos acérrimos del personaje animado, y ésta gratuita posibilidad de primero saber que existía, y luego verla, no nos la podíamos perder.
Robin Williams y Shelley Long protagonizaron este trabajo del director que nos compete hoy, muerto hace un par de semanas, y a quien "Tu Me Completas" homenajea hoy.
Ese par de cabros chicos que se sentaron frente a la vieja tele que terminó sus días funcionando con alicate y empujones ("golpes técnicos" decía mi hermano) quedó mitad decepcionado mitad impactado: si bien habían cosas que se mantenían inalterables del forzudo come-espinacas (sobre todo el espíritu original de los personajes, con una Olivia más que perfecta y un Popeye correcto, además de los infaltables Bluto, Filón y Cocolizo), también chocaba cierta decadencia en las imágenes, un aire melancólico que no era fácil de digerir para alguien de diez años.
Tiempo después me daría cuenta que ni siquiera fue fácil para los adultos. Ni para los críticos. Y además, que al director le importaba un comino lo que el resto pensaba.
Robert Altman, que comenzó a dirigir a los 43 años (y yo que recién tengo 23 pensé que el tren cinéfilo ya me estaba dejando) no tenía pelos en la lengua ni en la cámara, y paró en seco al mismísimo y entonces todopoderoso Darryl Zanuck (dueño de la Fox) quien produjo su primera película, "MASH", cuando éste quizo "poner tijeras" al asunto.
Filmando "MASH" no se hizo problemas con los protagonistas, Elliot Gould y Donald Sutherland, quienes se aterrorizaron con la manera de trabajar de Altman: los tuvo en el barro todo un día, mientras le daba instrucciones, observaba y dejaba correr dos cámaras, a veces dando importancia a los extras más que a ellos mismos (Ante el éxito de "MASH", con 37 millones de dólares recaudados y sus nominaciones al Globo de Oro y al BAFTA, Gould se convertiría en uno de los mejores amigos del director)
Tampoco se inmutó cuando su película del año siguiente (1971), el western "McCabe & Mrs. Miller" se convirtió en un fracaso de taquilla. Warren Beaty, protagonista del filme con Julie Christie, habló pestes del director, quien jamás se lo perdonó. Años más tarde diría "Ese hijo de perra jamás habló bien de la cinta, de la que ha recibido sus mejores comentarios por actuación. Si algún día muero y él dice algo bueno de mí, lo perseguiré hasta el final"
Y de pronto hacía saltar a la crítica hasta las nubes con una obra magnánima (como "Nashville", oda al mundo del country, o "El Pez Gordo", sobre Hollywood), y en otras nos dejaba estupefactos con una historia mínima, de poco personajes y tramas impenetrables para el espectador medio (como "Theo y Vicente", o "Una Boda"). Siempre hizo lo que quiso. Siempre fue un independiente.
Uno de sus sellos: las cintas corales. En el trailer de "Nashville" se cuentan 24 protagonistas, en "Doctor T y las Mujeres" trece, en su último filme, "Prairie Home Companion", contó con quince actores principales, y en "Prèt-a-Porter" se pueden hallar......................... ¡Cuarenta figuras!
Su último éxito fulminante, "Crimen de Medianoche" es sencillamente una maravilla, y la causante directa de inspirar este artículo: la mirada a la clase aristócrata y a los criados en Inglaterra en los años treinta, matizados con un asesinato, y personajes como una estrella de cine, un sirviente que seduce a la señora de la casa, un matrimonio por conveniencia, una vieja dama que depende del dinero de su pariente, un inspector de policía inepto y su inteligente ayudante, una joven doncella que "las cacha todas", un par de ancianas a cargo de los empleados que esconden un secreto, una gorda cocinera que se junta en los pasillos oscuros con un joven aristócrata, en una cinta donde 45 actores, todos protagonistas, se mueven en una inmensa casa, siendo ellos mismos los extras, como un ballet perfecto.
Robert, donde estés, tu desenfado, tu independencia creativa y tus genialidades serán perpetuadas por quienes nos maravillamos con tu cine. Un recuerdo desde aqui del niño que vio embelesado a Robin Williams comiendo espinaca, a Ryan Phillipe con sus engaños adolescentes, a Lindsay Lohan con sombrero cowboy, y a Richard Gere siendo llevado por un tornado. Gracias, señor Altman.